Este día tenemos como invitada en nuestro blog a la Licenciada Ana Mercedes Miranda Morán, quien nos trae un artículo sobre un personaje emblemático y muy querido en Sensuntepeque: José Ángel Castillo.
A pesar de la diferencia de edad, cultivamos con el profesor José Ángel Castillo una gran amistad, basada en el respeto y en la inclinación de ambos por las letras y las artes en general. Fueron muy amenas las charlas que sostuvimos acerca de poesía, educación, historia; lo que le hacía (y le hace) falta a Sensuntepeque en cuanto al progreso, con puntualidad en el aspecto cultural, y las acciones que se debía realizar para lograr para superar tan tremendo valladar. Debo decir que tales coloquios, en su residencia, estaban amenizados por bella música selecta que emanaba de su aparato de sonido, además de divertidas anécdotas que contaba con tanta gracia.
Recuerdo que don Chepito, como lo llamaban cariñosamente, siempre solía vérsele en el pequeño estudio de su casa, en Sensuntepeque, a orilla de calle, como decimos, en su escritorio, ya sea leyendo o escribiendo. Y es que don Chepito era un lector consuetudinario. Igualmente, así fue como escritor, prolífico, y un gran observador de lo que acontecía en su ciudad. De ahí su conversación, tan interesante y tan llena de datos históricos. Por ejemplo, con don Chepito me enteré de tradiciones sensuntepecanas ya desaparecidas, como la procesión de medianoche del 24 de noviembre, realizada en honor a Santa Bárbara. A la imagen la acompañaba un cortejo de antorchas, y la encabezaban Adolfo y “Chabelo”, quienes tocaba pito y tambor. También por él supe el nombre de un fotógrafo muy ancianito, quien junto a su esposa, como ayudante,  laboraba (de los años ´60 para atrás) en el parque “Luciano Hernández”, con una antigua cámara de trípode que tenía una especie de enorme manga en la que el fotógrafo introducía la cabeza. Era don Rogelio Martínez.
Para quienes no conocieron al profesor Castillo, paso a describirlo. Físicamente era un hombre, digamos, de pequeña estatura, complexión robusta, piel clara, pelo negro,  liso, y se adivinaba que en su juventud fue muy apuesto. Algo especial en él era su voz: grave, potente, clara, con excelente dicción. Por ello fue infaltable maestro de ceremonia en actos cívico-sociales sensuntepecanos, así como dictó charlas, conferencias, discursos, salutaciones, oraciones fúnebres y alocusiones patrióticas.
Este dilecto sensuntepecano nació el 1 de octubre de 1931, hijo de Francisca Castillo y José Valdez Vallejo. Sus estudios de primaria los realizó de 1940 a 1945 en la llamada Escuela de Varones de Sensuntepeque (tiempo después nominada “Sotero Laínez”). Cabe mencionar algo muy simpático. Este centro educativo, como se acostumbra anualmente, defiló durante el 15 de septiembre de 1945 para conmemorar la independencia de España (1821). Pues en esa ocasión la “Sotero Laínez” presentó una novedad: la primera banda de guerra de Sensuntepeque. Esta consistía únicamente de dos tambores rústicos, de color rojo encendido, fabricados en Tejutepeque, de cuero, madera y lazo. ¿Y quiénes fueron los marciales redonblantistas? Uno de ellos era el ahora profesor retirado Raúl Antonio Rodríguez (quien tiene una escuela de enseñanza de marimba), y el otro, José Ángel Castillo, quien ya en 1947 se graduó como profesor normalista de clase “B” en la sección Normal de Sensuntepeque, dirigida por el profesor Marcial Córdova Zelaya. A los 17 años (1948), Chepito inició su carrera de pedagogo en las escuelas rurales, pero en 1952 pasó a integrar el personal docente de la Escuela Urbana “Sotero Laínez”, la misma en la cual había estudiado la primaria. Así, conoció los ambientes educativos rural y urbano.  Ascendió en 1953 a Sub-director de este centro de enseñanza. En el transcurso de 1958 fue inaugurada la Escuela “Fermín Velasco”, y ese mismo año el profesor Castillo pasó a formar parte de su personal magisterial. Cinco años después (1963), retornó a la “Sotero Laínez que fue incorporada a la Dirección de Experimentación Pedagógica, y así formó parte de la red de Escuelas Renovadas. En esa actividad José Ángel fue designado Jefe de Evaluación, por lo que organizó técnica y pedagógicamente a la institución en la evaluativo. a la par de todo este quehacer, contiuó sus estudios magisteriales, y en 1967 se tituló de Profesor de Educaión Primaria Urbana (sección normal de Sensuntepeque). Por todo ello, se puede afirmar con gran propiedad que su labor docente fue extensa (finalizó en 1983) e importante.
Ahora, quiero referirme, siquiera un poco, a su aspecto más personal. Formó su hogar el 17 de agosto de 1952, con la también profesora sensuntepecana Blanca Dolores Burgos (una muy guapa jovencita).
En las bodas de oro, junto a su esposa Blanca Dolores Burgos.
Tuvieron cuatro hijas: Gloria, Miriam, Melba y Edith. Todas estimadas y formadas en diversas profesiones. Sus hermanos son Francisco, Marina y Deysi. Precisamente su sobrino, Álvar Castillo, músico reconocido, fundador del grupo “Exceso de Equipaje”, en la canción de su autoría, “La Canasúnganana”, los menciona a todos, incluyendo a la abuelita Francisca, madre de don Chepito.
Su viuda al centro. Y sus hijas de izquierda a derecha: Edith, Melba, Miriam y Gloria.
 De igual modo fue especial su fe en Dios a través de la religión Católica, a la que sirvió como músico e integrante de sus movimientos.
Algo que los sensuntepecanos mayores no olvidan es que en 1965 (enero) fue celebrado con gran pompa el centenario de haber sido nominada Sensuntepeque como ciudad. Hubo variedad de actos, y el profesor Castillo participó activamente como miembro del Comité Pro-Centenario en la Comisión de Cultura.
Con sus hijas y su esposa.
En mis pláticas con el profesor Castillo, pude darme cuenta de que sus inquietudes artísticas alcanzaron también a la música (tocaba guitarra, marimba, etc). Personalmente lo escuché como orador y percibí la notoriedad que alcanzó en Senuntepeque con sus poemas, sonetos y prosas (a veces utilizaba el presudónico JOCASTI), en los que le cantó a la naturaleza, a los valores humanos y a las reinas de las fiestas. También ejerció como corres´ponsal de El diario de Hoy y  La Prensa Gráfica. En este punto hay algo que no debe pasarse inadvertido. El 31 de enero de 1960, apareció el periódico sensuntepecano “Crisol del Norte”, cuyo jefe de información era don Chepito Castillo.
Graduación de bahilleres 1973, en teatro Cabañas. De izquierda a derecha, sentados: Profesor Migdonio  Díaz Orellana, (primero), profesor José Ángel Castillo (segundo), ex Presidente Arturo Armando Molina (cuarto).
Precisamente ese ejemplar amarillento por el tiempo, lo tuve en mis manos mostrado por don Miguel ángel Berciano, quien fungió como fotográfo de tal publicación de la que lograron sacr cuatro ediciones.  Otra de las incurciones del Prof. Castillo fue en la política, ya que en didtintas épocas se desempeñó como gobernador, alcalde y consejal. En esta situación, alguna vez me comentó, que no le gustaba, pero que lo buscaban y por sevir al su pueblo aceptaba. Por ser una persona colaboradora dentro de la comunidad, profesor abnegado y ejercer las letras con acierto, fue homenajeado en muchas ocaciones. Así la plaza de actos del parque “Luciano Hernández”, lleva su nombre al igual que el Entro Escolar “José Ángel Castillo”, que en el años de 2009 cumplió diez años deesa nominación.  También la Casa de la Cultura dio el niombre de José Ángel Castillo a los Juegos Florales de 1997. Incluso, en cierta ocación me relató que en la Alcaldía de Sensuntepeque, existió una biblioteca con su nombre, pero que cierto diputado decidió desmantelarla por el parantesco de don Chepito con alguién desafecto a él políticamente. ¡En esta vida cuántas acciones miserables suceden!
Uno de los últimos reconocimientos que recibió fue el 27 de octubre de 2004, de parte de la Asamblea Legislativa que lo nombró DISTINGUIDO MAESTRO DE EL SALVADOR, según decreto 245.
Ya en sus últimos años de vida escribió poesía y prosas místicas, dedicadas a las fuerzas eternas que rigen nuestra existencia. Tales composiciones son de pensamiento bello y profundo.
A pesar que luchó varios años con la enfermedad que lo llevó a la tumba, siempre se le vio muy optimista y nunca dejó de participar en los eventos culturales a los que le invitaba. Su existencia terrenal finalizó el 21 de agosto de 2008.
El profesor Castillo junto a otros profesores de Sensuntepeque. Sentados, de izquierda a derecha: María del Carmen Rosales, Teresa del Carmen Echeverría, José Ángel Castillo, Dora Elsa Mendoza y Alba Mirna Barrera.De pie, mismo orden: Hugo Ernesto Acosta, José Francisco Rodríguez, Ana Dolores Rosales, Raquel Hernández Morales, Víctor Andrade, Evelyn Edelma Calles, Mario Ernesto Rodríguez, Martha Betty Cerritos, Ángela de Jesús Ruiz y Carlos Antonio Orellana.
No está demás decir que José Ángel Castillo dejó una grata estela de recuerdos, y en mí, siempre perdurará su memoria como poeta, conocedor de la historia de su pueblo, hombre amable, gentil, y del cual siempre tengo presente su particular voz, y por ello, alguna vez, en uno de los reportajes que le hice lo llamé “la voz de Sensuntepeque”.
Texto:
Licda. Ana Mercedes Miranda Morán
Periodista Sensuntepecana
Fotografías de fotógrafo desconocido, proporcionadas amablemente por la familia de José Ángel Castillo.
fuente original:
Mas allá de los 400 Cerros:
http://masalladelos400cerros.wordpress.com/2010/09/26/jose-angel-castillo/

Zopes en pleno festín. Vaca atropellada entre San Isidro y Guacotecti.



No usan las aceras, donde las hay. Peatones caminando en la calle.


Cabañas y en especial su cabecera departamental, Sensuntepeque, posee gente muy amistosa, trabajadora y con mucho talento. El departamento se conecta con el resto del país a través de la red secundaria de carreteras; pero llegar hasta acá, para los que la visitan por primera vez y para aquellos que lo hacen frecuentemente y que cumplen con los requisitos de conducir vehículos y que son mínimamente responsables, es verdaderamente una aventura, digo esto debido a una serie de obstáculos que hay que sortear a lo largo del trayecto del serpenteado camino de asfalto.

Llegar a “Sensunte”, requiere de mezclar las estupendas visiones que tiene el águila, el búho y el gato; se necesita de la tolerancia de Gandhi y de los reflejos de un superhéroe; esto no es una crítica mal intencionada hacia alguien en particular; en este lugar hay tantos buenos amigos y hay muchas personas honestas y de buen corazón; este artículo es una crítica a las autoridades locales, departamentales y nacionales en el campo de la seguridad pública y de tránsito, al FOVIAL, al Viceministerio de Transporte y al Ministerio de Educación; y es también una autocrítica en general a todos los que formamos esta comunidad de Cabañas.

Desde que se toma la carretera que conduce de San Rafael Cedros, Cuscatlán, a Sensuntepeque se observan una serie de anomalías. No importa la hora ni el día, constantemente los buses y camiones que transitan la mencionada arteria, se detienen exactamente en las curvas, no se salen a la calzada para estacionarse, no encienden las vías, ni las luces intermitentes.

Si es de noche, se tiene que aplicar la ultra súper mega triple visión gatuna para poder ver el camino a través de la momentánea ceguera blanca como la leche (como dice Saramago en “Ensayo sobre la ceguera”) causada cuando un vehículo que viene en el carril opuesto enciende las luces altas unos quince o diez metros antes de quedar frente al vehículo que viene en sentido contrario, en esos breves segundos es cuando se necesita aplicar la visión felina para contraer las pupilas y evitar quedar ciego por la brillante luminosidad. Después de un poco más de un lustro viajando continuamente por estos lugares todavía no he logrado comprender por qué hacen eso. Antes los insultaba en mi mente y en no muy pocas ocasiones lo hice verbalmente, pero comprendí que eso no iba a cambiar su irrespeto al reglamento de tránsito, así que opté por una solución más práctica: reducir la velocidad cuando veo que el vehículo que viene en el sentido contrario se acerca a los 50 metros aproximadamente. Así me he salvado de varios accidentes.

Vehículo con luces altas

Luego está la vacuna y equina pasada por San Isidro. En este tramo los caballos, vacas, terneras y sus demás parientes cuadrúpedos pasean libremente a lo largo y ancho de la vía asfaltada; ya se han contabilizado fatales accidentes provocados por los libres rocinantes y los despreocupados semovientes. Acá es donde entran en acción los reflejos de superhéroe, para preservar las vidas ajenas y la propia.

Pero la aventura no termina aún. En esta misma zona hay que reacomodar la visión y acoplar la súper triple retina aguileña-búhofelina porque si se va de noche se tiene que ver a corta y larga distancia los camaleónicos peatones que caminan sobre la carretera o bien sobre la línea alba continua de los extremos de la carretera. Algunos plácidamente se sientan o acuestan sobre ésta para platicar con los vecinos o familiares. Esto también ocurre de día y de noche. Esto sin contar que abundan los ciclistas que por ningún lado portan ni el más sencillo “ojo de gato” en los pedales o la parte posterior, anterior o lateral de la bicicleta y por supuesto no llevan foco ni mucho menos retrovisores. ¿De qué brillante autoridad fue la idea de suspender las matrículas de las bicicletas? Me recuerdo que en mi niñez las bicicletas tenían placa. Aclaro: por si queda alguna duda, no hay postes con luz en la carretera.

Los domingos o días festivos es casi una blasfemia pretender manejar en esa zona puesto que las calles se hicieron para que la gente camine por ahí, no los vehículos. Una vez más hay que afilar los reflejos del hombre araña. A la PNC rural, urbana o los policías de tránsito no les disgustan estas situaciones, pues los retenes que colocan son para verificar las luces o ver las fotos de las licencias, pero no detiene a los que conducen con un solo foco o a los que no les sirven las luces rojas de freno, ni las vías.


Vehículo automotor avanza en plena noche sobre la autopista que

conduce de Sensuntepeque a San Isidro, con una sola luz encendida.


Imprudencia.
Oriundos de San Isidro sentados a la orilla de la autopista.
Durante la noche es difícil verlos.


Peatones de San Isidro caminando al atardecer dentro de la carretera.

Y finalmente al llegar a mi destino, Sensuntepeque, aplico las enseñanzas de no violencia y tolerancia de Gandhi, pues si un vehículo se conduce sobre el carril contrario o a mitad de la calle soy yo quien debo de apartarme, retroceder o esperar (según sea el caso) a que pase, porque acá la ley de tránsito no se respeta ¿O será que para esta zona del país existe un reglamento de transito distinto? No me atrevo ni siquiera a pensar que exista la posibilidad de que algunos hayan “comprado” la licencia, menos que no hayan leído siquiera una vez el reglamento de tránsito.

Reconozco que el diseño de las aceras de Sensuntepeque no fue muy bien hecho, porque sencillamente son estrechas y con desniveles al gusto de los dueños de las casas o simplemente no existen.


Calle que conduce de Sensuntepeque a Los Llanitos.
En ciertos tramos carece de andenes.



Jóvenes parados en la estrecha acera de la Casa de la Cultura.


Una de las calles principales, altamente concurrida por ser
zona comercial. Peatón en alto riesgo de sufrir accidente
de tránsito por la inadecuada planificación de la ciudad.



En muchos lugares de Sensuntepeque claramente no hay aceras.


A veces hay aceras; pero hay también ya cierta costumbre
arraigada de caminar en las calles.


Estudiantes caminando en las calles


Una joven madre camina en la calle con sus hijos.


Los automovilistas particulares y del transporte público
irrespetan el derecho de vía al detenerse en medio de la
calle para bajar o subir personas, como lo muestra esta
fotografía y la siguiente.


¿Hay autoridades que puedan resolver este problema? ¿Es que acaso no les importa que los sensuntepecanos puedan sufrir algún accidente de tránsito o es que acá prevalece la ley del más fuerte o se vive con el dicho “el golpe avisa” y “el que pega paga”?

Me da escalofríos pensar que mis vecinos y amigos han vivido bajo la sombra fresca de la apatía a este problema por parte de los alcaldes que han desfilado por el despacho municipal y de las autoridades de tránsito. Es por esa anarquía que los peatones andan como Juan por su casa por las calles, se las cruzan sin ni siquiera ver hacia los lados. Recuerdo que eso fue lo primero que me enseño mi mamá, cuando empecé a salir sola a la tienda de la colonia. Algunos ven que se aproxima un carro y no se apartan. Hay que aguantar también que los automovilistas se queden conversando a mitad de calle con algún conductor (por supuesto que ni se orillan ni ponen luces intermitentes).

Pero cuando pido totalmente ser la reencarnación del Mahatma Gandhi es cuando algún vehículo se para repentinamente, sin previo aviso, el conductor apaga el motor, se baja y entra a alguna casa dejando su carrito estacionado exactamente a medio carril.


No sólo la estrechez se ve en las aceras, sino también
en la calles, lo que produce congestionamientos.

Sería conveniente que el Ministerio de Educación, autoridades y sociedad civil se preocuparan por enseñar al peatón y a los conductores el reglamento de tránsito, que se divulguen las responsabilidades en el actuar de ambas partes, se promueva el uso de chalecos con material fluorescente para las personas que tiene que caminar en horas nocturnas a lo largo de las carreteras, sean estos niños o adultos, hay que instruir a todos, es deber y derecho de cada uno de nosotros saber cuales son las conductas adecuadas al manejar, no importa si conducimos o no algún vehículo.

En El Salvador, los accidentes de tránsito están entre las primeras tres causas de consulta en las unidades de emergencias quirúrgicas.

A la sociedad civil les pido que hagamos verdadera patria sin colores políticos o intereses monetarios; a las autoridades municipales y centrales: planifiquemos y hagamos realidad proyectos de mejora vial en nuestras calles; a Educación: implementemos el conocimiento del manual de tránsito en las escuelas y colegios, se puede hacer en Estudios Sociales, bajo las unidades de “Nuestra Comunidad” o cuando se estudie la unidad de El Salvador, aquella en que nos enseñan las cabeceras departamentales, la hidrografía y geografía de nuestro territorio; a los conductores: “el respeto al derecho ajeno es la paz”; y a los peatones: usemos las aceras, si ven un carro en marcha háganse a la orilla.

Hagamos la paz, tomemos conciencia de nuestras responsabilidades.


Fuente:

Blog La Esquina de Erika y Oscar

http://mariandanie.wordpress.com/

Texto:

Érika Mariana Valencia-Perdomo

Fotografías:

Érika Mariana Valencia-Perdomo y Óscar Perdomo León


Stefany Escobar, hija de la tierra de los 400 cerros, es una mujer con talento y sensibilidad artística. Nació 02 de noviembre de 1990. Ganadora en la rama de poesía de los XI Juegos Florales de Sensuntepeque, en 2009, es una joven con una pasión por la poesía, que promete muchas sorpresas en el futuro.


Su primer encuentro con la poesía fue cuando cursaba el séptimo grado, gracias la Licda. Doris Elizabeth Amaya, su maestra de entonces y quien impartía sus clases con tanto entusiasmo que sembró en Stefany el amor hacia las letras. En el año 2004 se realizó en el Centro Escolar “Sotero Laínez”, de Sensuntepeque, el encuentro de poetas dedicado a Francisco Gavidia, en donde participaron poetas nacionales e internacionales, lo cual la estimuló aún más para seguir sus pasos por la senda de los versos.


“Tan cerca, al alcance de mi mano... Tan lejos, como un dibujo del cielo...”


En Stefany, vemos claramente que la escuela y la familia son los dos ejes fundamentales en el desarrollo de las personas, pues ambos entes se combinaron perfectamente para hacer que el notable talento por la poesía que ella posee empezara a dar frutos.


Fue su padre quien la animó para participar en los Juegos Florales locales, ganando el premio único de Poesía, con su trabajo titulado “Relicario de Sombras” y los poemas ganadores fueron publicados por la Secretaría Nacional de Cultura.


Debido a sus estudios universitarios, desde hace algún tiempo vive en San Salvador en donde es parte de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador, en la carrera de Lenguas Modernas.


Katheryn Rivera, poeta salvadoreña, a finales de 2009 leyó uno de los poemas de Stefany en el artículo POESÍA y más en los JUEGOS FLORALES de Sensuntepeque en el blog La ESQUINA DE ERIKA y ÓSCAR y la invitó a participar en enero de este año en un recital en el espacio cultural “Rayuela”. Desde entonces, Stefany ha participado en numerosos recitales colectivos.


Stefany en un recital poético


Mujer con el alma inquieta y con mucho que decir, Stefany busca continuamente el aprendizaje y con el afán de perfeccionar su técnica y de superarse, ha sido parte de diversos grupos de estudio, como el taller de narrativa con Ricardo Lindo; y el taller de escritura creativa conducido por Silvia Elena Regalado, en la Universidad Tecnológica; y ha participado también en conversatorios sobre literatura en el Centro Cultural España, todo esto alternado con un Diplomado Superior en Teatro en la Universidad de El Salvador y con estudios en la Escuela de Teatro del Centro Nacional de Artes (CENAR).


Actualmente pertenece al taller literario "El Perro Muerto" y al grupo "La Barraca teatro". Además mantiene activo un blog con el nombre “RELICARIO DE SOMBRAS”, el cual pueden ustedes visitar siguiendo este enlace:

http://faniecapoeca.blogspot.com/


He aquí dos poemas de esta joven promesa de las letras nacionales. El primero se llama “Iluminaciones de un ciego nocturno” y el segundo, “Usted”.


Iluminaciones de un ciego nocturno

Me desnuda la luz en los poros,

el reloj me hace el amor en punto.

Tengo hambre de ángeles,

pálida angustia de pequeños odios.

Dios quema papalotes al centro de mi copa,

rompe el ronroneo del espejo

y le escarba gatos al pulgar.

Él dice que el sándalo es un viernes tortuoso,

la mariposa una mujer de catorce llamas.

Dios me abre las piernas con sus ojos.

Yo insisto en morir,

él no es la muerte.


Parque “Luciano Hernández” de Sensuntepeque


Usted

Usted no sabe que la luna se come sola.

Que Eva a los 23 años se exploró el ombligo.

Usted mira las canas del árbol tejerse flores azules.

Dice que cada esfera es de espuma y no de yerba.

Usted lleva mi nombre como bandera

y mis zapatos son tulipanes en su cintura.

Usted pretende colorearme bosque,

llenarme de noticias, calentarme las costumbres.

Quiere una reina jugando a ser bandida,

una piraña de ojos azules.

Usted prefiere que lo llame con otros nombres,

que le dibuje rostros de extranjeros.

Que le escriba golondrinas al viento.

Usted no sabe

que de película de ficción,

sólo nos queda el principio.


Stefany, joven creativa, orgullo de Sensuntepeque.







Fuente:

http://masalladelos400cerros.blogspot.com/


Texto y fotografías:

Érika Mariana Valencia-Perdomo

Óscar Perdomo León



Fotografías en blanco y negro, y en sepia, proporcionadas por Stefany Escobar. El texto al pie de la foto en sepia fue escrito por Stefany Escobar.